“Esto es mío”, dice Marème, señala un punto exacto debajo de su cinturón y estalla la revolución. Ella es la protagonista de Maitresse d’un homme marié (en español, Amante de un hombre casado), la serie que está agitando África: se dice que es como Sex and the City, con el pequeño detalle de que la city no es Nueva York sino Dakar, la capital de Senegal, el país con mayor población musulmana del occidente africano. El programa, que se emite en el horario central del canal 2STV y acá se puede ver completo en YouTube, muestra las desventuras amatorias de Marème, Djalika, Racky, Lalla y Dior, cinco treintañeras que son amigas, madres, hijas, profesionales y también amantes: en tensión permanente entre la tradición y la modernidad, develan lo que esta época pone al descubierto. Es la primera vez en la historia que la televisión musulmana advierte que las mujeres tienen sexo, y más aún: que les pertenece.
En episodios de media hora, se habla del deseo femenino, la libertad sexual, la emancipación laboral, la enfermedad mental o la poligamia despareja.
Como la cámara se regodeaba con la arquitectura cromada del edificio Chrysler ahora se enfoca sobre el Monumento al Renacimiento Africano y en lugar del puente de Brooklyn se ve la Gran Mezquita de Dakar. En Senegal, un estado soberano que fue colonia de Francia hasta 1960, el programa es un fenómeno nacional: el país se frena para ver las aventuras de Marème, una émula de Carrie Bradshaw, y aunque el organismo de control de radiodifusión quiso censurarlo (con el argumento de que exhibe “palabras, comportamientos e imágenes que son impactantes, indecentes, obscenos y ofensivos”) y Jamra, un grupo musulmán muy influyente, convocó a una marcha contra el programa, es visto por millones de personas. En episodios de media hora que desafían los prejuicios que tenemos sobre un país africano (en la capital no hay chozas sino rascacielos y las personas usan teléfonos inteligentes que acá no se consiguen aunque siempre se prometan), se habla del deseo femenino, la libertad sexual, la emancipación laboral, la enfermedad mental o la poligamia despareja (solo permitida a los hombres). Y en desafío a las tradiciones que se invocan para controlar a las mujeres, las cinco amigas se quitan el velo y descubren vestidos de la marca Sisters Of Africa que las hermana en el afán de liberación.
El sexo de Marème es de ella. Y de nadie más. En una cultura donde el deseo de las mujeres está oculto bajo la sutura, una palabra del idioma wólof que impone la modestia y la discreción femeninas, la de Marème es una rebelión. Después de la liberación de los yugos coloniales, África se prepara para una nueva emancipación: todo indica que la revolución sexual será televisada.
Publicado en La Nación