Atormentado por el jetlag y el penoso café que padecemos los que viajamos en clase turista, después de 14 horas de vuelo el sommelier de café ® acusa síndrome de abstinencia. Recién aterrizado en el aeropuerto de Heathrow, apenas en escala londinense hasta su destino en Irlanda, el cafetote se propone como un bálsamo para la pierna entumecida y el estómago vacío. Placer. Copado por Costa y Nero, las cadenas que hacen de Inglaterra el último bastión contra la supremacía global de Starbucks, la opción del espresso se presenta hiperconcentrada, mientras los diarios llevan en tapa la noticia: la británica Costa Coffee anuncia la apertura de su local número 100 en la China y se propone como adversaria el imperio de la sirenita.
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