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La felicidad está en las flexiones de brazos

“A ti, oficinista, hombre de letras, persona sedentaria, hombre de fortuna, ocioso, te digo… ¡levántate!”: con la dialéctica de un pastor, el poeta ordena que andes: “¡El mundo (al que acaso mires con ojos pálidos y asqueados) está lleno de entusiasmo y belleza para ti, si lo abordas con el ánimo adecuado!”. Esta es la arenga fundacional de Guía para la salud & el entrenamiento masculinos de Walt Whitman, un librito que es una hermosa rareza: en tiempos de aislamientos y cuarentenas, y cuando la actividad física se muda del gimnasio o el parque al living o el balcón, un rosario de consejos decimonónicos para mantener fuerte el cuerpo y templado el espíritu porque el entrenamiento, según Whitman, “no deja de tener estrechos vínculos con la naturaleza moral e intelectual”.

 

El librito “Guía para la salud & el entrenamiento masculinos”, de Walt Whitman, es una hermosa rareza escrita en el siglo XIX.

 

Salto de rana, cuerpo a tierra, carrera, ¡march! Hoy vivimos una paradoja porque el ejercicio se confina a la privacidad doméstica pero se hace público en redes sociales: el rechazo a la vida sedentaria es un mandato de época. “Con perfecta salud (y una ocupación regular y agradable) no hay abatimiento, ni puede haberlo”, escribe Whitman, el padre de la poesía norteamericana. Es cierto que a él no le tocó vivir en un monoambiente interno de 26 metros cuadrados pero sus consejos aeróbicos del siglo XIX se mantienen asombrosamente vigentes: en 1858, y bajo el seudónimo de Mose Velsor, publicó una columna titulada La salud y el entrenamiento masculinos, con pistas informales sobre su condición en el periódico The New York Atlas. Durante más de 150 años se ignoró que el autor del célebre poemario Hojas de hierba había sido el que escribió esas 47 mil palabras con sugerencias y reflexiones enérgicas sobre las bondades de la actividad física. Ahora se recopilan en un hermoso libro de tapa dura con ilustraciones actuales y, ahí donde uno corrió la mesa para hacer flexiones de brazos o usó el sofá de improvisado step, las antiguas palabras de Whitman resuenan proféticas: “¡Levántate!”.

 

Nos dirá que el aire puro y el sueño reparador son tan importantes como los abominables abdominales. Y, aun cuando sea imperativo el encierro, será posible encontrar los hábitos y las recompensas de una buena vida. “Madrugar, acostarse pronto, hacer ejercicio, la comida sencilla, continuar de forma exhaustiva y perseverante con el entrenamiento iniciado suavemente…”, son distintas maneras de ser feliz con poco (¡lo cual es muchísimo!) porque, como concluye el poeta, es lo que corresponde “a un universo como este, lleno de todos los medios esenciales para la felicidad”.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.