Con la apertura de sus nuevos locales en los shoppings Alto Avellaneda y Unicenter, la multinacional Starbucks deja de ser exclusivamente porteña en la Argentina: cruza la General Paz e inaugura sus primeras filiales no capitalinas. Es muy curioso el fenómeno de Starbucks en la Argentina: copados por BoBos (bohemios-burgueses) y adolescentes, se convirtió en epicentro de los tweens, que toman café sin saberlo, más con pretensiones de postre que de infusión (moda que, según dicen en la empresa, sólo es tan adolescente en la Argentina). Así, en un año y medio, la verde sirenita expandió su cola hasta llegar a los catorce locales. Todos llenos. Pero desmintiendo los pronósticos agoreros que auspiciaban la muerte súbita del cafetín, nada de eso ocurrió. Al contrario: según le confiaron al sommelier de café ® en la Cámara Argentina del Idem, el furor por Starbucks los alienta a pensar en un subidón para la bebida, que desde los ’70 está clavada en un consumo de 1 litro por habitante por año.
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La sirenita extiende su cola verde
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