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Las distintas formas del apocalipsis

¿Qué es lo primero que desaparecerá de las tiendas? ¿Por qué los humanos necesitan mitos? ¿Estamos viviendo en el Antropoceno? ¿En qué consiste el estado de trance cultural? ¿Está mal comer carne? En la novela Clima, recién publicada acá, la protagonista se llama Lizzie, es bibliotecaria en Brooklyn, cuida a su familia y además responde los mails de una vieja profesora suya que conduce un podcast exitoso sobre cambio climático. Si los oyentes tienen preguntas que oscilan entre el escepticismo y el pánico (¡es un invento del progresismo, es el fin del mundo!), a mí no se me ocurre novela más rabiosamente contemporánea que esta: insomne ante la posibilidad de que el mundo que conocemos esté en peligro, describe el enrarecido clima de la época.

 

Una novela que marca el clima de la época: ¿siempre vivimos con la idea de que el planeta está por desaparecer?

 

¿Qué es el capitalismo de la vigilancia? ¿Cómo podemos salvar a las abejas? ¿Qué es la internet de las cosas? En su libro anterior, el conmovedor Departamento de especulaciones, la escritora estadounidense Jenny Offill ya practicaba una escritura fragmentaria, compuesta por párrafos sueltos que alcanzan para ser parábolas breves o apenas epígrafes, donde se delata la ansiedad de hoy: un estado de pánico latente que se agudiza cada vez que cae la tarde y solo se alivia con Prozac (“una de las cosas buenas que tiene ser adicto a las pastillas para dormir es que no se considera una adicción, se considera un hábito”). En Clima, Lizzie relata en primera persona sus preocupaciones, que son las nuestras: el ascenso de las ultraderechas, la descomposición de los vínculos o la aceleración de los días. Sus miedos resultan universales en tanto, para todos, el fin del mundo pueda tomar la forma de un colapso ambiental o, para uno, la de un distanciamiento amoroso de su pareja. Nos toca vivir estos tiempos y por eso mismo ignoramos si en siglos pasados era tan persistente y ominosa la idea del apocalipsis cercano (calculo que sí) pero Offill registra con precisión esa idea actual de que todo está ocurriendo a una velocidad mucho más rápida de lo esperado y que “los jinetes invisibles galopan hacia nosotros”.

 

¿Cuándo se extinguirán los humanos? Probablemente no estemos aquí para verlo. O sí: vivimos en un planeta condenado al desastre. En las cartas que Lizzy contesta, ella busca respuestas que no tiene. Es que el desmoronamiento de nuestro mundo adquiere múltiples formas: un calentamiento global que haga imposible la vida en la Tierra o la desesperación de aquellos que anhelan la inmortalidad pero no pueden esperar diez minutos a que les sirvan una taza de café.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.