Se llama Kalle Freese, es uno de los mejores baristas del mundo y está embarcado en una misión que cualquier cafetero despreciaría: crear un instantáneo de calidad. Con la idea de que es el gran despreciado del mundo cafeteril (aunque la mitad del consumo mundial es soluble), su marca Sudden Coffee promete acidez, dulzor y aromas perdurables en una taza para preparar en el momento. El hallazgo de la marca, creada en un depósito de San Francisco, es el packaging: una probeta plástica que contiene apenas 4,5 gramos del café en cristales, para ser diluido en 8 onzas de agua caliente. La propuesta comercial de Freese es contundente: asegura una bebida perfecta, por menos de 1 dólar la taza.
¿Puede un soluble ser premium?

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