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Luz sobre esas sombras de ojos

El rostro es una parte del cuerpo mucho más íntima que los órganos genitales. El oxímoron es evidente: ¿cómo puede ser tan íntimo aquello de nosotros que es más público? Para la poeta canadiense Daphné B., el rostro “habla sin hablar, por medio de temblores y espinillas, por medio de aberturas”. Delata lo que realmente nos pasa. Tiene lógica entonces que una de las industrias más lucrativas del mundo (800 mil millones de dólares estimados para 2024) sea la que se dedica a intervenir la interfase: en Maquillada, su ensayo autoconfesional recién publicado acá, Daphné B. se propone echar luz sobre esas sombras de ojos.

 

Secretos detrás del maquillaje: una cruza de ensayo y autoficción para contar qué esconde una de las industrias más lucrativas del mundo. 

 

“El tiempo que dedico a maquillarme es un tiempo suspendido, en el que me dirijo hacia mí misma”. A los 32 años, y ya consolidada como una voz potente dentro de la escritura experimental norteamericana, Daphné B. se asume adicta al lápiz de ojos, el bloqueador solar o el rodillo de jade como sucedáneos de la medicación y la meditación: vías para calmar la ansiedad y responder al uso de la época. En una cruza híbrida de ensayo político, crónica social y autoficción novelada, Maquillada indaga en las causas, los modos y las consecuencias de la construcción de la imagen personal, algo que se volvió un negocio global a principios del siglo XX (“la belleza física ganó cada vez más importancia, como todo lo que permite acceder a ella”) y que el ultracapitalismo explotó hasta niveles insólitos. Los cánones de belleza actuales todavía se apoyan en falsos binarismos y a diferencia de las décadas pasadas, cuando se disimulaba el artificio, en la era de la meritocracia se expone: quien se maquilla se hace a sí mismo. Si el schmoney, el color entre gris y verdoso típico del billete del dólar estadounidense, es el tono de la temporada y las playas están teñidas de plasticrust, el barniz azul derivado de los productos plásticos que inundan los mares, ¿cuándo se medirán los efectos sobre el mundo de esa industria química dedicada, más que nada, a volver más rojos unos labios y más negras unas pestañas?

 

Al dibujar sobre la superficie de su rostro, quien se maquilla también escribe la historia actual y futura de nuestro planeta. Una cobertura bien aplicada puede provocar el deseo en los hombres y la envidia en las mujeres (o al revés). “¿Qué te hiciste?”, preguntará alguien con sorna ante la exhibición de unas mejillas ruborizadas y unos labios carnosos. A toda construcción, y más en estos tiempos en que se convirtió en mandato, le corresponde una deconstrucción: para Daphné B., “me desmaquillo, me deshago”. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.