¿Cómo debe ser un auto ideal para el estilo de vida citadino de un fanático de las ciudades y del café?
Durante unos días, me sentí como el capitán de mi propia Millennium Falcon: nave espacial sobre ruedas, el Fiesta Titanium se me presentó como “tope de gama” y pude descubrir que es un auto ideal para el estilo de vida citadino de un ser urbano como yo, más fanático de las ciudades que del campo (acostumbrado a la caja manual, disfruté la comodidad del automático aunque, en cada semáforo, la costumbre me llevaba a buscar el “punto muerto”). Cuando salió en la Argentina, a fines del 2010, fue la primera plataforma global de Ford en arribar al país. ¡Llegó bien lejos! Como síntesis del Kinetic Design, es una prueba definitiva del aporte del diseño de punta aplicado a un auto.
Para los escasos lugares de estacionamiento, la cámara trasera (y la alarma que se vuelve más urgente a medida que uno se acerca al auto estacionado atrás) se me antojó como un descubrimiento fundamental. También, el sistema Keyless, que abre o cierra las puertas sin la llave, o el arranque con un botón. Y en la pantalla de LCD de seis pulgadas y media, casi una tableta sobre el tablero: el sistema Sync empareja el teléfono, la radio y el GPS integrado. Recalculando. Lo peor: ya lo tuve que devolver. Y para terminar, lo dicho alguna vez: sólo le falta cafetera.
