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Crisol: la toma manubrio

Crisol
Ronda de cafeterías, logo“Mascotas y bicicletas son bienvenidas”: expresión definitiva de la modernidad (“el café es la bebida preferida de los bohemios-burgueses y la bicicleta, su medio de transporte favorito”, se escribió hace unos meses en Joy), esta esquina es el epicentro de un mundo: tal vez animados por el lema de Crisol (“gente tomando café”), los clientes llegan en dos ruedas y beben el mejor de Colegiales. Sin vueltas. Los apurados exigen un vasito térmico para tomar a la carrera pero desde aquí se recomienda darse el lujo posible de la pausa (que, se sabe, sólo son cinco minutos) entre las paredes amarillas del salón, donde una bicicleta playera blanca descansa junto a los sacos de arpillera que alguna vez alojaron 60 kilos de granos. Bingo. El blend de Crisol es la criatura mimada del barista Mario Ortega, que tuesta los granos con la experiencia de un maestro (también se puede comprar para llevar). El espresso es concentrado y potente; el tazón de la casa, un bálsamo para seguir pedaleando el resto de la tarde.
Freire 1502, Colegiales

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.