¿Por qué será que al tomar café nos da antojo de algo dulce? Según una investigación realizada por los científicos Ezen Choo y Benjamin Picket, la respuesta es la relación que tiene el café con los receptores de adenosina, una sustancia que ayuda a relajarnos y que está relacionada con el sueño. El café bloquea estos receptores, por lo que nos mantiene activos y sin sueño. Sin embargo, Choo y Picket encontraron una especie de “efecto secundario” de este bloqueo: la gente pierde ligeramente la capacidad para saborear lo dulce, lo que irónicamente incrementa sus deseos de comer más este tipo de alimentos. La nueva investigación publicada en el Journal of Food Science se une a evidencia anterior que asegura que la adenosina, además de regular el sueño, tiene mucho que ver con la regulación de la forma como se perciben los sabores.
¡Dulce condena!
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