“El Malbec y la Argentina son sinónimos: todo empezó en la década del ’90 y no sucede en ningún otro país del mundo”: éste fue el primer diagnóstico del súper enólogo estadounidense Paul Hobbs durante el mini seminario que ofreció ayer en Wine Home, la “pequeña feria de alta gama” que se realiza en la Casa Nieto Senetiner. Hobbs, un gringo afable que es un gurú internacional del vino, arriesgó: “Lo bueno es que apenas se construyeron los cimientos. El futuro es brillante. No hay país del mundo que pueda copiar lo que hizo la Argentina con el Malbec, ni siquiera Francia”. Presentado (¡y traducido!) por Federico Ruiz, gerente de Relaciones Públicas de Nieto Senetiner, Hobbs puso en contexto un fenómeno etílico nacional que, en pocos años, consagró una “marca país” y convirtió a la Argentina en el quinto exportador mundial. Salud. Mientras tanto, en otros salones, había degustaciones de productos para exquisitos, con botellas inhallables de Malbec, Bonarda o espumantes, y cosechas que no fueron presentadas en sociedad. Y quesitos. Y buena charla. Con la didáctica instrucción de enólogos y bodegueros, un paseo guiado por una cava premium y una promesa cumplida: “Los secretos de nuestra bodega en nuestra casa”.
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El milagro del Malbec argentino
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