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El reggaetón árabe, un fenómeno viral

“Si tú me dejas empezaré a tomar alcohol y a fumar hierba”: más o menos esto es lo que dice el estribillo del hit del momento (la traducción es libre, imagínese). En Egipto, uno de los países musulmanes más grandes del mundo, un escándalo nacional. Es el mahraganat, o reggaetón árabe, un ritmo que nació en los suburbios de El Cairo y que al igual que otros géneros (el rap y el trap, entre los más notables) se convirtió en un fenómeno de época. Expresión musical de la Primavera Árabe que floreció en Medio Oriente hace casi una década, narra las duras condiciones de vida de los pibes que viven en barrios de la periferia y mientras la revista Billboard lo define como “una fiesta al borde del infierno”, el del mahraganat podrá ser el último caso de pelea a gran escala por la libertad de expresión: ahora quieren prohibirlo porque consideran que mancilla las tradiciones.

 

La música urbana de Egipto gana las calles: según algún funcionario, el mahraganat promueve el alcoholismo, las drogas y la violencia.

 

El ritmo machacante es un taladro en los tímpanos y, como un hisopado demasiado invasivo, puede llegar hasta el cerebro. “Es más peligroso que el coronavirus para las sociedades árabes”, comparó Salah Hasaballah, el vocero del parlamento egipcio: para el Islam, el consumo de alcohol y drogas es una ofensa gravísima y en el mahraganat abundan las letras de borracheras y fumatas. “A medida que el mahraganat se ha ido haciendo popular, inevitablemente ha captado la atención de las suspicaces autoridades egipcias, que con su habitual actitud paternalista han lanzado varias campañas para desprestigiar y silenciar el género bajo el pretexto de ser vulgar, denigrante y alejado de lo que consideran los ‘valores egipcios’”, escribió Marc Español, corresponsal del diario El País en El Cairo. Basado en las baterías repetitivas, los sintetizadores robóticos y las voces tuneadas de la electrónica típica e inspirado por la shaabi, una música festiva que incita al baile, el género encontró en internet un bombo de resonancia: si es cierto que la revolución que derrotó a Hosni Mubarak recién pudo organizarse cuando casi toda la población egipcia tuvo acceso a un teléfono celular, ahora las canciones compartidas por WhatsApp son imposibles de mutear.

 

¿Se puede prohibir un género musical completo? Según algún funcionario, el mahraganat promueve el alcoholismo, las drogas, la violencia y la promiscuidad. “¡Esto es el acabóse!”, se queja en voz alta mientras explora los trucos legales para evitar que canten o bailen los jóvenes, quienes responden a su modo con las palabras inspiradas por una niña del otro lado del mundo: no exagere, solo es el continuóse del empezóse de ustedes. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.