“In vino veritas”, decretó el científico y naturalista romano Plinio el Viejo y si es cierto que en el vino está la verdad, y en el agua la salud, el secreto está en la mezcla. Entre pócimas y marmitas, el blend desafía al enólogo, ya transformado en un alquimista: que aguce la imaginación y haga su magia. Elaborado con dos o más cepas, el blend siempre es singular: nace de la maestría en la amalgama. Y ahí donde hoy se valore por los bebedores que exigen experiencias únicas, la bodega Nieto Senetiner estrena su nueva línea Blend Collection, integrada por dos tintos alumbrados al calor de la mixtura: un Malbec + Cabernet Franc y un Cabernet Sauvignon + Cabernet Franc. Ese caldo de cultivo está a la moda: alguna vez relegado frente al varietal con nombre y terruño propios, el blend se impone porque en su génesis está la receta magistral que lo convierte en algo único. Y si el enólogo dedica toda su vida a perfeccionar su arte, las palabras de aquel sabio latino se vuelven más proféticas que nunca: en ese vino habrá que creer.
“Estos dos blends representan para la marca Nieto Senetiner una visión moderna dentro del proceso de elaboración de vinos, porque el mundo hoy prefiere blends y porque el Cabernet Franc de la Argentina es la nueva atracción en el exterior”, dijo Roberto González, enólogo de la bodega mendocina: allá, en el Valle de Uco y en Luján de Cuyo, nacen las uvas que son la materia prima de estos vinos. En sintonía con el furor mundial, los tintos de la Blend Collection se apoyan en el Cabernet Franc, el varietal del momento. Es originario de la región francesa de Burdeos, donde empezó a plantarse de manera organizada a fines del siglo XVIII, y los genetistas del vino dicen que en su ADN puede comprobarse un linaje noble: es uno de los padres del Cabernet Sauvignon, que nació de la cruza del Franc y el Sauvignon Blanc. Esos son chismes de familia, que en todas los hay. Lo indiscutible es que este tinto amable es el rockstar de la época en el concierto vitivinícola mundial. Y aunque existen pocas hectáreas plantadas en nuestro país (a vuelo de pájaro: unas 700 contra 30.000 del Malbec), llamó la atención de Decanter, la revista de vinos más influyente de Europa, que fue categórica en su diagnóstico sobre los Cabernet Franc: “Los nuevos tintos estrella de la Argentina”.
¡Hágase la magia! Para el primer blend, los enólogos de Nieto Senetiner definieron una fórmula precisa: 60 por ciento de Malbec y 40 por ciento de Cabernet Franc. Criado durante ocho meses en barricas de roble francés, es un vino de color rojo violáceo intenso. En la nariz, según el sommelier más exigente, presenta “notas de moras negras, especias y toques minerales”. ¿Y en la boca? “Su cuerpo es voluminoso, aterciopelado y con un final persistente” (en lo personal, el retrogusto es uno de los atributos que más valoro tanto en un vino como en un café: que el sabor perdure como el souvenir que me guardo de una experiencia placentera). Este Malbec + Cabernet Franc resulta ideal para acompañar platos de ternera asada, pastas rellenas y guisos regionales. Pero con partida de nacimiento en Mendoza, tiene predilección por lo telúrico: es excelente para beber mientras se comen quesos semicurados y empanadas de carne (otra preferencia personal: que estén cortadas a cuchillo).
En el segundo blend, la fórmula es pareja: 50 por ciento de Cabernet Sauvignon y 50 por ciento de Cabernet Franc. Mitad y mitad. El reparto igualitario dio como resultado un tinto más sanguíneo, de color rojo profundo. Los aromas son complejos y remiten a especias, hojas de tomate y minerales, como el grafito (aunque también se dice que su paso por la madera, en las barricas de roble, aporta unas sugerentes notas ahumadas, combinadas con vainilla y caramelo). Por el paladar va con paso seguro: “En boca se presenta con estructura y taninos firmes, lo que otorga al vino un largo final”, explican en la bodega. Y para el maridaje, se aprecia con todo tipo de carnes rojas o de cerdo, con comidas bien especiadas o risotto de hongos. Los dos vinos tienen un potencial de guarda de cinco años, en lugares frescos y oscuros: cuando se descorchen en un lustro, serán el testimonio líquido de una época en que se imaginó una fórmula para exprimir el jugo del Cabernet Franc, el varietal criollo que según Decanter se presenta como “verdaderamente excepcional”.
Creer o reventar (de sed): Plinio el Viejo se caería rendido ante las certezas de estas mezclas. “Estamos muy atentos a las nuevas tendencias en el país y a nivel global”, confirmó el enólogo González: “Sabemos que nuestros consumidores son muy exigentes y por eso buscamos sorprenderlos en forma permanente con productores innovadores”. La dupla de blends se suma al portfolio de Nieto Senetiner como una alternativa para los amantes del vino que están en la búsqueda de opciones particulares. En tiempos líquidos, se valora la mezcla porque encierra una fórmula singular adentro de una botella. Ni siquiera hay que frotarla: apenas con descorcharla, el genio del enólogo nos hará volver a creer en el vino.
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Nieto Senetiner estrena dos blends singulares
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