Con inspiración mafiosa, el diseñador francés Cristobal Karich se declara harto de los abusos de sus compañeros de oficina y decide pasar a las manos. La genial Punch Coffee Mug va como trompada: en cerámica para los trémulos y en plateado para los pesos-pesados auténticos, es una solución algo violenta para el bully escolar o el acoso laboral. Pero como en el Primer Mundo le temen más a la industria del juicio que a una piña bien dada, el artista aclara: “Esta taza no estará a la venta para gángsters, mafiosos o hooligans, y le advertimos al público que la use sólo para propósitos de bebida”.
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