Los cardenales que se reunieron en el Vaticano para la elección del papa argentino tuvieron una ayudita inesperada: varios coffee breaks de 30 minutos para despejar el cerebro. Es lógico: en Roma se toman los mejores ristrettos del mundo. Pero además de ser una excusa para socializar fuera de los estrictos rigores del cónclave, la cafeína ayuda a mantener la mente alerta. La droga más consumida en el mundo es un estimulante natural y, en los últimos tiempos, se demostró que alivia el dolor de cuello, hombros o espalda, propio de los trabajadores que pasan muchas horas frente a su escritorio. Además, se dice que el café es un lubricante social y que la bebida hace que las situaciones estresantes sean menos estresantes porque nivela la presión sanguínea y los niveles de adrenalina del cuerpo. En conclusión: una bebida divina.
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La bendición de tomar una bebida divina
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