De regreso de Alemania, una compatriota muy enterada me advierte: “Allá venden tazas con la marca Café Sommelier”. ¿Debería cobrarles regalías? Diseñadas con el asesoramiento de Michael Gliss, el primer “sommelier de café” alemán, tienen un volumen y una curvatura ideales para oler y degustar la infusión como debe ser. Con los estrictos parámetros del sommelier como norte, la diseñadora Barbara Schmidt consideró el tamaño, el espesor de la porcelana, el filo del borde, la curva del fondo, la ergonomía del asa y hasta la forma del platito para garantizar la experiencia de la degustación perfecta.
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