La reciente visita del sommelier de café ® a Daresbury, el caserío en medio de la campiña inglesa donde nació Lewis Carroll, lo dejó obsesionado con el Gato de Cheshire: en noches de insomnio, acaso por la ingesta de demasiada cafeína, cree que el felino aparece y desaparece. “Bueno, a menudo he visto a un gato sin sonrisa, pero nunca a una sonrisa sin gato; eso sí que es curioso”, se sorprendió Alicia en el País de las Maravillas. Estas tazas rinden homenaje a la cita: inspiradas en los dibujos del gran John Tenniel, el ilustrador oficial del librito lisérgico, la estampa del Gato desaparece al llenarla con una bebida caliente. Sólo queda la sonrisa. Y tomarse el café.
M
Me pareció ver un lindo gatito…
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