Cuando el dragón amague con largar fuego por la boca, el año 4711 habrá llegado y, con la Serpiente de Agua augurando grandes proezas y revoluciones, la noticia hará mucho ruido: un gigante asiático viene asomando. A la serpiente le dicen “dragón joven” y las personas nacidas en su año son agudas, encantadoras, elegantes, misteriosas, astutas y apasionadas. Se dice que los hombres alumbrados bajo el signo de este animal sagrado son grandes mediadores y hábiles para hacer negocios. Un buen augurio para el boom oriental en América latina: mientras la Argentina mira cada vez más hacia el Este, en el país del churrasco se empieza a comer con palitos.
Si un historiador célebre dijo que “el siglo XIX fue de Europa, el siglo XX de América y el siglo XXI será de Asia”, un furor oriental invade las mesas del otro lado del mundo. Por eso, este domingo, en todos los barrios chinos del planeta, el dragón y la serpiente serán íconos de las embajadas que Asia abre por todos lados: bistrós que hacen magia con el arroz, los granos, los noodles y los dumplings, las carnes, las aves, los pescados y los vegetales. Ahí donde una antigua tradición china diga que los alimentos deben comerse primero con los ojos, después con la mente, luego con la nariz y, al final, con la boca, preparen los oídos: esos son los pasos de un gigante oriental que está llegando…
