El otoño se instala en el Hemisferio Sur y, mientras personas y mascotas se abrigan con sus primeras lanas, ¿nadie se acuerda de los pobres cafecitos? Con la doble utilidad de mantener la bebida caliente y la mano fresca, la manga de lana envuelve el vasote de cartón, se vende por 12 dólares y, con motivo naif, declara públicamente nuestro amor por la cafeína.
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