Los primeros días del año trajeron una noticia triste para el mundo cafetero: Leopold Hawelka, el ícono del café de Viena, se fue de gira. Se dijo que Andy Warhol pasó alguna vez por una taza de su café, igual que las princesas, los pobres, los poetas y miles de clientes anónimos. Leopold fue el fundador de la cafetería más famosa de una ciudad famosa por sus cafeterías y estuvo detrás de la barra casi hasta el último de sus días, con 100 años. En una ciudad con más de 1.900 cafeterías, Hawelka era un mito, casi tanto como las mesas de su café, marcadas por los cigarrillos, con sus tapas desgastadas por los codos de cuatro generaciones. Herta, su hija, contó que murió mientras dormía y “sin dolor”, en los últimos días del 2011, dejando un legado cafetero tan unido a la ciudad como sus palacios o sus colecciones de arte.
Leé | La historia completa de Leopold Hawelka
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Adiós al abuelo de los cafés de Viena

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