Crónicas de viaje: Londres 2014, día 5
“El #guardiancoffee es un espacio pop up experimental que abre el periodismo del Guardian a la vida. Mezclando reportajes, debates, nuevas tecnologías y una gran degustación de café, es un lugar para trabajar, conocerse y conectar”: impreso con letras negras sobre la pared blanca, el texto tiene la contundencia de una carta fundacional. En el barrio de Shoreditch, muy cerca de la Redacción y donde los hipsters comparten tardes con inmigrantes hindúes y paquistaníes, la cafetería abrió como uno más de los locales del Boxpark, una serie de containers reconvertidos en negocios destinados a durar… lo que dure la moda. Hace unos meses, este Sommelier de café celebraba la inauguración del #guardiancoffee con estas palabras: “El nombre elegido despeja todas las dudas sobre la relación del proyecto con las redes sociales, en una época en la que muchos lectores dejaron de comprar el diario en papel (algunos clientes de la cafetería contaron en Twitter que hay iPads integrados en las mesas, sin ningún periódico “real” a la vista)”. Esto se develó no del todo cierto: hay diarios en papel, que conviven con las tabletas. Como en la vida real. Y el café es provisto por Nude Espresso, con un ristretto tan potente y concentrado como una noticia de último momento.
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