Embanderadas en la lucha contra la crisis, este fin de semana muchas ciudades españolas se unieron para gritar a favor del comercio justo. Como actividad lúdica y canto de protesta, miles de personas se juntaron en las plazas para moler café. Con el lema de un comercio “justo, equitativo y basado en el respeto a los derechos de todos”, las ciudades invitaron a los vecinos a llevar sus molinillos a las plazas, con la convicción de que “para un buen café no hace falta que nadie termine molido”. Con este gesto, pretendieron llamar la atención ante las “situaciones de injusticia que se esconden tras la producción y comercialización de café”. Desde la ONG Setem se denunciaron los “salarios míseros, las condiciones laborales indignas, la explotación infantil y la desigualdad de género”. Y también se criticó la especulación que hay sobre el café, ya que cotiza en Bolsa y la vida de millones de agricultores de países subdesarrollados depende de las decisiones que se toman en las oficinas de Londres y Nueva York.
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Buen café sin que nadie termine molido
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