Confesión etílica para el final del viaje: con las cafeterías reconvertidas en burdas imitaciones de las cadenas internacionales, en Irlanda las tostadas salen con cerveza. ¡Birra hasta en el desayuno! Si es cierto que Dublín es la mejor ciudad del mundo para tomarse una cerveza, con la pinta a 5 euros y la variedad casi infinita de posibilidades, la elección es obvia. El cafecito deberá pedirse en modalidad espresso para ahuyentar la posibilidad de un lavadísimo jugo de paraguas pero con la bebida nacional no hay confusiones: a cualquier hora que fuere, apenas un movimiento de cabeza y el mozo dejará una pinta helada y amarillenta sobre la mesa.
¿Café con el desayuno? Mejor, cerveza
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