Primero fue el vino. Después, el café. Ahora, el aceite: se empieza a hablar de “varietales”. Si es cierto que el mejor aceite es el que está todavía en la planta (en definitiva, como el vino o el café, es el resultado de una fruta), los varietales marcan el pulso del consumo inteligente. Y dentro de ellos, las “ediciones limitadas” (sí, como en el vino y el café). Este año, por ejemplo, se impone la Coratina en la etiqueta de Oliovita: nacida de la fruta “mejor expresada” de la cosecha anterior, puede cambiar cada temporada. Esta variedad típica italiana es la que se distinguió en las 1.400 hectáreas plantadas de olivares: según el “sommelier de aceites”, tiene un frutado medio, un picor intenso y un retrogusto amargo, ideal para acompañar carnes y verduras. Así, con cada variedad que se distingue de las otras, el aceite de oliva también ingresa en el mundo del consumo de calidad, una tendencia adorada por los foodies más exigentes.
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Como el café, el aceite también tiene sus “varietales”
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