La falta de espacio no es excusa: en Inglaterra, las antiguas cabinas telefónicas se convierten en cafeterías. Como un acto de resistencia frente a la invasión de los celulares, las cabinas rojas diseñadas por Giles Gilbert Scott en la década del 20 ahora se transforman para funcionar como pequeñas librerías, cafeterías o estaciones de wi-fi. En Hampstead, al norte de Londres, abrió Kape Barako, una cafetería minúscula regenteada por el paquistaní Umar Khalid junto con su esposa Alona. Con una máquina express empotrada en la cabina, sirven cafés, tés, chocolates, pastelería y hasta bebidas frías, a un precio menor que los bares de la zona, y encontraron entre aquellos que pasean perros a sus más fieles clientes.
D
Dios salve a la cabina
CategoriesSin categoría
Tenés que iniciar sesión para comentar.