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El algoritmo que bailamos todos

Un beso alcanza para todo: no a un cercano o desconocido (¡quién sabe cuándo volveremos a eso!) sino a una pantalla: el TouchKiss es un método de pago desde que descubrieron que los labios son mucho más difíciles de falsificar que las huellas digitales. Así son las cosas en QualityLand, un país que antes se llamó Alemania aunque pudo haber sido Corea o Canadá y donde todo funciona perfecto, organizado ya no por una constitución nacional sino por algoritmos: las parejas se asignan a través de aplicaciones, los coches autónomos conocen su destino antes que el pasajero y nadie hace preguntas porque un megabuscador ofrece primero las respuestas. Este es el mundo que narra QualityLand, la novela distópica del escritor alemán Marc-Uwe Kling que acaba de publicarse acá y que pronto será una serie de HBO: es fascinante leerla en esta época de incertidumbre global porque, si es cierto que bastaron dos meses para desordenar doscientos años, de esta crisis saldrá un nuevo orden mundial que podrá ser más humanista o más robótico.

 

¿Ficción delirante o profecía certera? La novela “QualityLand” plantea un futuro donde los algoritmos gobiernan todos los aspectos de la vida.

 

En QualityLand los androides tienen fobias o estrés postraumático y los humanos se comportan maquinalmente. El progreso se basa en la reputación y el ciudadano cede su lugar al consumidor: el nuevo nombre del país fue elegido por una agencia de publicidad que, en el manual de marca, prohíbe cualquier calificativo que no sea superlativo (no puede decirse que QualityLand es “un buen país” sino “el mejor país del mundo”) porque el objetivo era que sonara bien en las etiquetas de sus productos, coronados por un rutilante “made in QualityLand”. Nacido en Berlín en 1982, Kling compuso una novela ácida a partir de una distopía ultracapitalista, donde las empresas vigilan y manipulan en la oscuridad la vida privada y pública. A la luz de lo sucedido en el mundo, QualityLand puede leerse como una profecía fatalmente lúcida o una advertencia que llega a tiempo, según qué vaya a suceder: ¿tras la pandemia el capitalismo continuará aún con más fuerza, como dice el filósofo coreano Byung-Chul Han, o el sistema recibió un golpe fatal y lo que viene es una nueva era de comunismo colaborativo, como dice el filósofo esloveno Slavoj Žižek?

 

El futuro se juega en ese dilema: el ultracapitalismo no caerá por un virus sino por una revolución humana y la solidaridad colectiva no es un idealismo sino lo único que puede salvarnos. Mientras tanto, los ciudadanos-consumidores de QualityLand besan las pantallas de sus teléfonos para pagar un café o pedir un taxi. Y nosotros, tan lejos y tan cerca, nos preguntamos hacia dónde avanzará el mundo cuando deje de estar tildado.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.