Los clientes que se quedan horas en un café por el precio de un cortado son un flagelo que viene desde el año 1700, cuando en Londres las cafeterías se conocían como “universidades del penique”. ¿Hasta ahora? En la vieja capital del imperio británico abrió el café Ziferblat, que significa “reloj” en Rusia, el país de donde se importó la moda de pagar por minuto de estadía (tres peniques el minuto, lo que equivale a 2,18 euros la hora). A cada cliente se le da un reloj al entrar en la cafetería, situada en el barrio londinense de Hackney, un distrito en el que la moda hipster está creciendo como un hongo (es que el local, además de café, tiene discos de vinilo, libros y muebles vintage y el público debe servirse su café y hasta lavarse las tazas). El modelo de negocio basado en el pago por minuto fue una revolución en Rusia: un tal Ivan Mitin, su creador, puso en circulación este concepto hace dos años y ya abrió diez cafés que suman unos 30.000 clientes por mes.
