Si la cinta de correr fue creada por los reformistas de las cárceles británicas del siglo XIX (para que los presos se arrepientan de sus actos con una actividad mecánica y repetitiva), la cafetera eléctrica fue una consecuencia feliz de la revolución industrial: un invento para que los empleados no se duerman. Sin embargo, el café no entró en Inglaterra, donde se impuso el ritual del five o’clock tea. Así lo explica el doctor Jorge Falcón:
“Hace más de tres siglos, el café en Europa era una bebida difícil de preparar y conservar en los hogares, y de feo gusto. Los franceses solucionaron el problema agregándole leche, lo cual lo hizo apto para los desayunos domésticos antes de que los modernos métodos de torrado, conservación y preparación lo universalizaran. Pero en Londres, donde llegó a haber cientos de cafeterías en el siglo XVII, no entró en los hogares, ya que en esa época la mayoría de la población era anglosajona pura, con alta incidencia racial de intolerancia a la lactosa (presente en la leche), y por lo tanto diluir el café en leche no servía para su adopción familiar. Esta fue una de las causas de la preeminencia del té en Inglaterra”.
¿Ahora dicen que en Inglaterra no toman café? Lo dijo ayer la revista Viva.
Tenés que iniciar sesión para comentar.