“Oh, yeah”: como James Murphy y otras celebridades cafeteras, el enorme David Lynch sigue bebiendo veinte tazas de espresso por día y promueve su propia marca, David Lynch Signature Cup. El primer comercial de su empresa mostraba la perturbadora imagen de una muñeca Barbie descabezada, a la que él intentaba convencer de las bondades del café orgánico. En el segundo aviso, dirigido por él mismo, los flashazos huyen de las más inquietantes de sus películas y la frase, que parece escrita con dentífrico, resume la sensación ante una buena taza de café. “Oh, yeah”.
Mirá | El segundo comercial del café de David Lynch
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El café te lleva por el camino de los sueños
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