Se llama Broffee y es la última cruza bastarda cafetera: el sustituto japonés para el café de la mañana, ni más ni menos que una taza de caldo. Nacido de la imaginación de algunas cafeterías niponas, se ofrece como una infusión mucho más nutritiva que el café y sin los efectos colaterales adversos de la siempre temida cafeína. Es un caldo caliente de hueso que se sirve en tazas junto con una porción de pan fresco. El broffee prescinde del azúcar, la leche o la crema que acompañan al cafecito típico y por eso también se dice que es más saludable: aquel que lo sienta desabrido puede condimentarlo con sal, pimienta o salsa de soja y quedar listo para empezar el día.
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El caldo japonés que reemplaza el café
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