Hasta ahora, la propina en los bares y restaurantes es opcional y objeto de discusiones, como en la película Perros de la calle: ¿pronto será una costumbre del pasado? En Los Angeles, la cafetería Bar Nine tomó el ejemplo del gastronómico neoyorquino Danny Meyer y prohibió las propinas entre sus empleados. El objetivo es sanear las condiciones laborales: dicen que la propina esconde situaciones inequitativas que dejan desprotegidos a los trabajadores. Las nuevas tendencias apuntan a incrementar levemente los precios (alrededor de un 5 por ciento) para poner en blanco a los empleados, aumentar los salarios, subir los aportes patronales y hacer un comercio más justo. El emprendedor Danny Meyer lanzó una campaña nacional en los Estados Unidos en contra de las propinas a través de un manifiesto y, según supone, captará adhesiones en todas partes.
¿El fin de las propinas?
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