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El rap de las hornallas

“Yo conozco la suavidad de tu pelo, estás en mi menú como el caldo de cordero”: con poética culinaria, ella para él no es sólo un pedazo de carne. Si es cierto que la lujuria y la gula son los pecados capitales más emparentados, y que cada falta equivale a morder de nuevo la manzana prohibida, las rimas románticas del cantante Action Bronson están repletas de metáforas gastronómicas: dice “me gusta el conejo como a una Playmate” o “persigo a mi mujer en todos sus sabores”. Ancho como un Buda de barba pelirroja y empachado de tatuajes, es el cocinero rapero que confirma un fenómeno a punto de hervor: los chefs son los nuevos rockstars. Algunos tan famosos como las estrellas de cine o los deportistas de elite, se los admira como los dueños de un saber específico muy valorado aunque, a diferencia de lo que sucede con otros artistas, casi ninguno de nosotros experimentará jamás su obra. ¿Quién probó la espuma líquida de Ferrán Adriá o el ceviche de Gastón Acurio? Y si el escritor gastronómico Michael Pollan dice que en esta época hay millones de personas que pasan más tiempo viendo por televisión cómo se prepara un plato que cocinándolo, además de mirar o leer a los cocineros, vamos a escucharlos. 

 

Una delicia para los oídos: Action Bronson, el chef que se decidió a cantar sobre comida.

 

Hijo de un padre albanés y una madre judía, Arian Asllani nació en el distrito neoyorquino de Queens y cuando tuvo la edad suficiente para cruzar solo el río East empezó a trabajar como ayudante de cocinero: en Manhattan, donde se dice que existe por lo menos un restaurante dedicado a cada una de las cocinas del mundo, enseguida ganó fama como chef especializado en los fuegos y, mientras estudiaba gastronomía, protagonizaba el programa online Action in the Kitchen, donde su voluminosa anatomía alejaba a los pibes del ghetto y los acercaba hasta las hornallas. La música era un pasatiempo para las horas libres que dejaba la cocina y mientras sus colegas descubrían que probablemente sea el único tipo capaz de rapear mientras prepara un ratatouille, él tuvo una epifanía tan gloriosa como un soufflé en su punto justo de cocción: por qué no cantar sobre comida. “El hombre que puso la ‘épica’ en la palabra ‘epicúreo’”, lo describió la revista Bon Appétit, cuando él ya había adoptado el nombre artístico de Action Bronson: cualquiera que se entregue a los placeres puede gozar de la música y la cocina al mismo tiempo. Rubricadas con la advertencia de “letras explícitas”, las canciones de sus discos repiten la receta típica del hip hop (abundantes fuck y pussy) pero también están repletas de alegorías alimentarias: ahí donde los demás raperos midan su virilidad con sus autos potentes y sus cadenotas de oro, él afirma que es un hombre que come caracol y que no se conforma con un sanguchito de jamón y queso.

 

Alguna vez el cantante Lil Wayne se comparó con una lasaña y el dúo Outkast rapeó sobre las bondades del pescado. Pero el cocinero rapero va mucho más lejos: sus fans intentan copiar las recetas de los platos que se mencionan en sus canciones, como el pan de pasas con crema jalapeño para el desayuno que aparece en el tema 103 & Roosy o las criadillas de gallo con salsa de ciruela para la cena, en White Silk. A tono con el boom gourmet, este año publicará un nuevo disco y un libro, repleto de fotografías impresas en papel ilustración de rutilantes colores. El libro de cocina hoy se propone más como objeto de lujo que como recetario práctico para apoyar sobre la mesada porque apuesta a lo vistoso y si el gusto, el olfato y el tacto son las herramientas de trabajo para cualquiera que quiera ser un masterchef, Action Bronson agrega el quinto sentido que faltaba a la hora de cocinar: una delicia para los oídos.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.