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El stripper como superhombre

Para recuperar su magia y fortalecer la confianza interior no es mucho lo que deberá hacer todo un hombre, apenas: sacarse la camisa. Es lo que propone el nuevo reality En busca de Magic Mike, recién estrenado en HBO Max, que aun en su apariencia de concurso de talentos (en este caso, para encontrar al próximo stripper superstar) apela al mandato edificante: además del lomo, los postulantes deben cultivar atributos emocionales e intelectuales aunque algunos tengan más músculo que cabeza. Junto con el estreno próximo de la tercera película de la saga Magic Mike, subtitulada Last Dance (“el último baile”) y también dirigida por Steven Soderbergh, se confirma un arquetipo actual: el stripper como superhombre.

 

Cuerpo y mente de un nuevo tipo de héroe: “Magic Mike” expande el multiverso de los hombres sin camisa.

 

Magic Mike bien podría ser una película de Marvel”, escribió la crítica inglesa Beth Webb, que apreció el poderío físico de los desnudistas pero más aún, la voluntad gregaria de los que funcionan como equipo: “Es una oda sorprendente a la amistad masculina, bien observada, artísticamente ejecutada y a veces desarmónicamente divertida”. Si en las películas, el veterano aúpa al aspirante o el equipo completo comparte viaje en plan fraternal, el reality se confirma como un ejemplo de los certámenes televisivos de ahora, menos enfocados en la competencia o la villanía que en la solidaridad: los diez participantes son hombres comunes que deben convencer al jurado de que los elija para protagonizar un espectáculo en Las Vegas pero además de sus atributos para el baile se remarca el cultivo de la confianza, la empatía o la bondad. Un axioma televisivo indica que la TV, más que informar o entretener, debe emocionar: En busca de Magic Mike descubre el corazón sensible de un patovica que anima a un gordito a quedarse en cueros (cada uno tiene los traumas que puede) y además es el ascenso de un tipo de paladín inesperado, el stripper deconstruido, que no se oculta en el vestuario del compañero mirón que se declara “fluido” y que frota a la espectadora estrictamente dentro de los límites de lo que ella permita, hasta ahí nomás. 

 

¿Es como Avengers pero sin camisa? En tiempos de incertezas y franquicias, esta saga inesperada resalta el heroísmo ya no de los que salvan el mundo de una catástrofe sino de los que se animan a subir a un escenario para sacarse la ropa ante una multitud enardecida. Cada época tiene los héroes que se merece o consigue: sin mayores poderes que los pectorales o los bíceps bien inflados, y sin los calzoncillos por encima de los pantalones, auténticos superamigos. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.