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Es un monstruo grande y pisa fuerte

Internet está destruyendo todo. El diagnóstico demoledor no se refiere únicamente a todos esos objetos que se vuelven obsoletos ante la omnipotencia de la red (televisores, diarios, instrumentos musicales, relojes, cámaras de fotos, libros) sino también a las instituciones que organizaron la vida moderna: las tiendas y las universidades, los bancos y los cines. O las democracias. Así piensa el filósofo estadounidense Justin E. H. Smith en su ensayo Irracionalidad, que acaba de ser publicado acá, y que incluye internet dentro de la larga historia de la sinrazón humana: si hay algo en lo que somos infalibles eso es nuestra voluntad por pegarnos tiros en los pies.

 

¿Puede ser que internet destruya nuestro mundo? El filósofo estadounidense Justin E.H. Smith asegura que sí.

 

Al día treinta y dos de la cuarentena que lo sorprendió en su pequeño departamento de Brooklyn, Smith terminó de escribir este libro que recopila la irracionalidad de nuestra raza, desde aquellos tiempos en que el matemático griego Hípaso de Metaponto fue asesinado por revelar el secreto de los números irracionales hasta la mansedumbre actual con la que regalamos nuestros datos (y no solo eso: también el tiempo libre o la convicción política) al puñado de empresas que controlan internet. Según Smith, es un error pensar que la humana es la raza racional de este planeta porque hay infinidad de evidencias, inspiradas por nuestro comportamiento en el sexo, la religión o la guerra, que demuestran lo contrario: actuamos sin pensar. Y la devoción por internet de esta época confirma esa sospecha: nos rendimos ante ella con el encandilamiento fanático con que los antiguos admiraban el fuego, el artefacto tecnológico con que se puede comparar la red. “El fuego aportó la cocción y la calefacción, pero también incontables muertes y una inconmensurable destrucción del medioambiente”, compara Smith: “El fuego nos convirtió en lo que somos, así como internet está en curso de convertirnos en lo que seremos”. ¿Enloqueceremos?

 

Invadida por trolls y fake news, “internet se lleva por delante a la democracia liberal, tal como el fuego seguramente arrasó con los mitos y las prácticas de los grupos homínidos que hasta entonces se las habían arreglado para vivir sin él”. Ahí donde se hable de una libertad de expresión irrestricta, en realidad se trata de una invitación al troleo, la agresión y la afanosa búsqueda de aprobación (la dictadura del me gusta). Desde que la Ilustración pretendió iluminar el mundo con la sensatez, probablemente lo más irracional sea combatir la irracionalidad: aunque se diga de ella que es como la patria (o sea, el otro), la historia confirma que el triunfo de la razón es más fugaz que un tuit.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.