Si esto fuera la televisión, la nota estaría salpicada de interminables piiiiiips. Todas las canciones están dedicadas a ti, encantadora mexicanita que chupas, muerdes, lames, soplas, pules, mascas, embutes, tragas: son los pornocorridos del Grupo Marrano, el último fenómeno viral de Internet que recrea la música tradicional azteca en versiones XXX. Aunque toquen con máscaras y la identidad protegida, después de una ardua investigación periodística, el Sí! pudo rastrear a Globomarrano, productor y cantante de la ideota. Desde la norteña Monterrey (“a dos horas y media de los gringos”), explica por teléfono: “Nos inspiramos en los narcocorridos, que ya tienen muchos años y cuentan las aventuras de los narcos. Sin afán de criticar, si hay hazañas de traficantes. ¿por qué no cantar sobre hazañas sexuales?”.
Piiiiiiiiip. Los pornocorridos llevan títulos poéticos como Penetraitor, La chupavergas o Un putañero más y, cuando la popularidad se mide en clics, son auténticos hits 2.0, con 65.500 resultados en Google o altísima posición entre las descargas de Taringa. “Era un proyecto para divertirnos, nunca pensamos que pudiera tener un éxito tan grande”, confiesa Globomarrano, el alias de un ex productor de Thalía, Lucero y Alejandra Guzmán, ganador de un Grammy y puerquito vocacional: “Quería hacer majaderías e inaugurar el género de la música pornográfica, con una parodia del estilo de los artistas que admiramos”. Si los argentinos crecimos con tonadita mexicana y el “menso” como agravio heredado de la vecindad del Chavo, hoy el lenguaje universal de la guarrería hace populares a los Marranos en el norte y en el sur del continente: “Tocamos música regional mexicana, pero nunca pensamos que fuera a brincar las fronteras”. ¡Orale!
Inspiradas por los sonidos rancheros de Los Tigres del Norte o Los Tucanes de Tijuana, las canciones de los Marranos se escriben entre sus seis miembros (je), “alrededor de una caja de cerveza, como si fuera una cantina”. Una módica mitología apunta que los músicos son conocidos y que protegen sus identidades para salvarse de la censura o las amenazas (“es que hablamos de temas complicados, como un padre de familia que se mete con su perro”). A pesar de ser superventas en Internet, nunca los pasaron por radio ni los invitaron a los programas matutinos de Televisa ni se les contrata para muchos shows en vivo: “Los empresarios están negados”, se lamenta Globomarrano: “Piensan: ‘Si así son las letras, cómo serán en los escenarios: ¡sacan un dildo o le echan agua en las tetas a las mujeres!'”.
¿Una cochinada? Más bien, la adaptación de un género (el porno), hasta ahora explotado por otros medios de la cultura pop, como el cine, la tele o los cómics, con mujeres siempre sedientas de una gota de amor y el machazo dispuesto a servirlas: “Nos tachan de misóginos pero lo niego”, se defiende Globomarrano: “Si lees un libro de Sade, sabes que no es real. Debes entender que nuestra música es como una novela: ¡fantasía completa!”.
Publicado en Clarín
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Grupo Marrano: ¡son unos chanchos!
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