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Guía para cancelar a una persona

Envenenar, mutilar, atravesar puertas cerradas, provocar la muerte de ovejas, cabras, vacas, bebés y viñas y curar o enfermar… siempre a voluntad: los cargos fueron gravísimos. En 1615, doña Katharina Kepler, la madre de uno de los astrónomos más famosos de la historia, fue acusada de brujería por unos vecinos envidiosos en un antiguo pueblito alemán. El caso es ficcionalizado en Todo el mundo sabe que tu madre es una bruja, la atrapante novela de la escritora canadiense Rivka Galchen que acaba de ser publicada acá (“me encanta Rivka y todo lo que escribe”, dice César Aira: como siempre, hay que creerle). Y aunque pueda parecer una comparación obvia, la caza de brujas es una alegoría del presente: una guía de instrucciones para cancelar a una persona.

 

La caza de brujas, antes y ahora: cuando la mancha venenosa se extiende sobre una persona que es cancelada.

 

“Ni siquiera puedo ganar al backgammon”, es la pálida defensa que esgrime Katharina mientras su hijo, el célebre Johannes Kepler, descuida sus investigaciones científicas al pasarse seis años escribiendo alegatos a favor de su madre. Nada alcanza. Si la maña o la suerte le son esquivas hasta en un juego de mesa, ¿cómo podría diezmar ganados o arruinar cosechas a propia voluntad? En esos primeros años del 1600, más de novecientas mujeres fueron ejecutadas bajo acusaciones de brujería solo en Wurzburgo, una ciudad de Baviera. La novela es una sátira, tan graciosa como angustiante, de la mancha venenosa que se extiende sobre una persona en una sociedad crédula o malintencionada, sea que se diga de tal que es mufa o de cual que escribió un tuit inconveniente cuando tenía veinte años: cancelados. Ahora que abundan los terraplanistas, Todo el mundo sabe que tu madre es una bruja compara las creencias renacentistas y las actuales para alcanzar una conclusión: son casi las mismas. El pánico moral se alimenta de fake news (así se les dice ahora) pero la falsedad, el chisme, el engaño, la desinformación y la calumnia son tan viejos como las tortugas gigantes que sostienen el plato playo sobre el que se apoya nuestro mundo. 

 

Más que bruja (dicen que no existen, pero…), Katharina es una mujer independiente para su época, una viuda analfabeta que cuestiona en voz alta sin necesidad de tutor o encargado. Y eso resulta imperdonable. No existe novela histórica más actual que la de Rivka Galchen: pura representación de la maldad y la zoncera de la masa, es una fábula de lo que sucede con nuestra reputación cuando cae en manos de los otros o, como advierte un viejo proverbio alemán, lo que pasa cuando se guardan las salchichas donde duerme el perro.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.