“La casa sabía distinguir lo que era importante”, se nos cuenta: si la internet de las cosas se creó para que la heladera nos avise cuando se acaba el fiambrín, o para que la música empiece con un aplauso, esta casa se rebela contra la persistente manía de infelicidad de la familia que la habita y las puertas o las ventanas aplican un correctivo. De eso va Casa tomada, acaso el cuento más memorable de los veinte que integran Diez planetas, el nuevo libro del mexicano Yuri Herrera. En el inequívoco homenaje a Cortázar (“me gusta su ambigüedad y su aparente inocencia en las que siempre se esconde algo oscuro, incluso político”) se conjuga la erudición literaria del autor que, en una tradición que lo emparenta con Herman Melville, Jorge Luis Borges o Ursula K. Le Guin, aquí se enfoca en la ciencia ficción satírica: el futuro como excusa para pensar el presente.
Fantasía futurista para pensar el presente: el libro “Diez planetas” nos lleva a un mañana que no querremos vivir.
“Soy un amante de la literatura de género y la ciencia ficción es uno de mis amores”, me dice Herrera durante una conversación radial desde Nueva Orleans, la ciudad donde vive y trabaja: “Aunque estés hablando de venusinos siempre estás hablando de tu vecino porque es lo que te preocupa y te enloquece”. El mexicano, que fue fundador y editor de la revista literaria el perro y que ya fue traducido a muchos idiomas, confiesa que durante la escritura de Diez planetas tuvo que dejar de ver la serie Black Mirror porque llegó a creer que en su visión distópica del mundo, como se dice en esta época, él y el televisor estaban contando lo mismo. Ese es el hallazgo de sus cuentos: en su fantasía futurista se vislumbra un presente de personajes alienados por la tecnología, la desconexión o la soledad. “La literatura logra eso y yo la comparo con lo que hacen los caricaturistas gráficos que exageran un rasgo particular de un político: el énfasis en un carácter subrayado, aunque sea excesivo, revela algo de nuestro mundo”, concluye Herrera: “Y la ciencia ficción también hace eso: toma algunos elementos de nuestra vida moderna y tecnificada, a veces absurda, y nos revela algo de quiénes somos”.
El uso siempre ambiguo del lenguaje hermana estos cuentos reunidos bajo un título que delata una numerología adulterada. ¿Cuál sería el décimo planeta de este sistema? ¿Y el noveno si consideramos que Plutón perdió la categoría? Entre el cielo y la Tierra hay venusinos y vecinos: Diez planetas explora un catálogo de la diversidad en el que ningún nombre suena familiar y traza una historia del futuro porque “las leyendas crean verdad, no importa qué tan mentirosas sean”.