Entre Kalashnikovs y corrupción, ellos cultivan “la taza de café más peligrosa del mundo”. Así la definió el diario The Wall Street Journal, que viajó al Congo para conocer las durísimas vidas de los caficultores y contarles sus dramas a los lectores, que leen el diario mientras toman un latte en Manhattan. Según el diario neoyorquino, el Congo es la última frontera en la búsqueda obsesiva por el café de especialidad y eso significa una gran oportunidad para el país africano, pero también un riesgo: las provincias orientales, donde se cultiva el mejor café, están dominadas por las guerrillas que quieren vengar las cinco millones de muertes de los últimos veinte años.
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