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La televisión busca a sus nuevos titanes

Un hombre con más músculos que los estudiados en una clase de anatomía rompe una bola de hormigón a martillazo limpio y una mujer que es maciza como una estatua griega empuja una pared hasta sacar a su contrincante de la competencia. Son los héroes y las heroínas del nuevo The Titan Games, el concurso de destreza física que ahora se puede ver todos los domingos a la noche por el canal FX: con la conducción del hercúleo Dwayne Johnson (The Rock), el programa llega al pico máximo de un formato de la época, el muscletainment, o entretenimiento derivado de observar los músculos de otros. En catorce pruebas de vigor y resistencia, los participantes también deben demostrar su fortaleza mental, con lo cual rebaten un prejuicio muy extendido: que los forzudos tienen más músculo que cabeza.

El deporte es un lugar en el que el hombre no solo se enfrenta al hombre sino a la resistencia de las cosas, como decía Roland Barthes.

 

Según el célebre Diccionario de mitología de Pierre Grimal, los titanes eran seis de los hijos varones de Urano y Gea, deidades que pertenecen a la primera generación divina de la cual salieron los Olímpicos. En The Titan Games hay vagas referencias helénicas (los juegos tienen nombres como Atlas o Hércules y el objetivo final es llegar a un monte Olimpo escenográfico, un parnaso de la potencia física con lucecitas led y fuegos de artificio) pero estos titanes son menos ampulosos que los de Martín Karadagián: no hay buenos ni malos. Un mandato de la televisión es que debe emocionar y aquí cada atleta viene de sufrir una dificultad (un accidente de relativa gravedad, una decepción amorosa o una muerte cercana) y en la proeza corporal encuentra la redención. Se sobrepone. “El dolor físico es temporario pero la gloria de ser un titán es eterna”, compara The Rock y alienta el esfuerzo hasta la hernia o el bobazo, en un programa que conjuga exhibicionismo emocional y entretenimiento cinético. Si es cierto que el deporte es un lugar en el que el hombre no solo se enfrenta al hombre sino a la resistencia de las cosas, como decía Roland Barthes, acá la gloria olímpica se otorga al que pueda empujar o mover, sean personas o cosas: piedras, pelotas, paredes.

Las de estos gladiadores son fábulas de perseverancia: según The Rock, están “criminalmente locos” al prestarse a una competencia atlética tan exigente. Amatambrados en mallas de lycra, el hombre romperá el hormigón para dar un ejemplo a su hijo y la mujer empujará la pared como tributo a su hermana fallecida. Y aunque esos bíceps, dorsales y trapecios sean dignos de aplausos, se nos dirá que la fuerza máxima de los titanes no es física: merecen el Olimpo por el triunfo de la voluntad.

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.