Con la épica de una película de aventuras, un arqueólogo del café dice que está buscando “El Dorado de la bebida”. Este Indiana Jones de la infusión se llama Steven Sutton y está rastreando por Colombia nuevas variedades de granos supremos. ¿Serán los cafés especiales que tomaremos en los próximos años? Dicen que Sutton sigue el mandato de los antiguos monjes católicos que prescribían como penitencia rezar avemarías y sembrar una mata de café. Y así emprendió la última cruzada hacia la bebida total.
En la búsqueda de un “café perfecto”, creó que marca Devotion. Y ahora lanzó el Geisha, que es un café superpremium cuyo aroma a jazmín y sabor ácido de naranjas lo consagran como una variedad única en el mercado internacional. La taza encierra otros sabores exóticos, como papaya, miel y notas a limón, citronela y jazmín. “Es como un postre que no necesita azúcar”, dicen los que lo probaron (un cuarto kilo cuesta 80 dólares porque se cosechan sólo 600 libras al año). Con el objetivo de desplazar a Jamaica como el epicentro gourmet, el gringo Sutton recorre las fincas de los pequeños productores colombianos en una búsqueda minuciosa, casi obsesiva, del café perfecto.
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La última cruzada hacia el café perfecto
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