Espíritu PH: de los tiempos en que Villa Crespo no era Palermo Outlet, una casona con “patio de abuela”, horno casero, panadería propia y deliberado estilo barrial porteño aunque en la puerta el cartelito prohíba: “Restrooms for customers use only” (sic). La carta anuncia que los fines de semana se sirve brunch, “con un menú que va desde el clásico sabor neoyorquino de huevos y popovers hasta la exquisita particularidad de algunos platos tradicionales de la cocina cajún”. Huevos benedictos, pollo barbecue, fritatta con salchicha parrillera. Hay, hay, hay. Acompañado por un cóctel del día, infusiones y pancakes, el brunch ($ 55) se musicaliza con un soundtrack de tango instrumental para turistas que, entre las sillas de mercado de pulgas, las publicidades vintage y las molduras afrancesadas, subraya una idea de porteñidad anclada en los primeros treinta años del siglo XX, aunque el barrio salga de remate con las ofertas de “¡sale, sale, sale!”.
Malvón, Serrano 789 | Publicado en Joy
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