Se habrá dicho que tiene infinita menos onda que su competidora histórica, Apple. Se habrá dicho que su sistema operativo es un paquidermo que entorpece las computadoras. Pero, sin contar a Java (que tiene una taza de café como logotipo), Microsoft es la primera empresa de tecnología que tiene su propio bar: en medio del módico furor mundial por el lanzamiento del “7“, ayer abrió sus puertas en París el Windows Café. En el coqueto barrio de Les Halles (donde el sommelier de café probó casi todas las infusiones disponibles: ya comentará al respecto), el cafetín busca que el público francés simpatice con la empresa de Bill Gates: recordar al gran Michel Serrault, en El placer de estar contigo, y la mueca de asco al contar que su hijo trabajaba en “Maicroshofg“, dicho así, casi como un escupitajo. Entre barras y banquetas, ahora se busca que el galo asocie el nuevo sistema operativo con los conceptos de “ágil, joven, ligero, eficaz, ecológico, anticonsumista (¡!) y alegre”. Y, si ya hemos dicho que “bistró” en realidad no es una palabrita francesa sino rusa, y que significa “rápido”, se intenta que el 7 parezca un bólido al lado del Vista, aquel sistema operativo acusado de tortuga en el país de las liebres.
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