“No digas ‘sí, sí’, di ‘oui oui'”: pionero en la creación de un polo gastronómico neo chic (el de la calle Nicaragua, entre Dorrego y Ravignani), Oui Oui acomodó mesas de madera (des)pintadas de rosa viejo para que los productores de cine y tevé discutan sus proyectos ajenos al pico de estrés (y el pico de rating). Cuando el huevo apenas se comía frito en Buenos Aires, aquí se jactaron de preparar el mejor revuelto de la ciudad, y es cierto. En el punto justo de consistencia, ni muy babé ni muy seco, es una declaración de amor al noble producto de la gallina. Y el brunch a medida (promedio, $ 50) deslumbra con las especialidades de la casa: camembert tibio con pan de nuez, hummus, pochitos de humita o locatellis de pavita. ¡Sí, sí!
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Oui Oui: el templo del huevo revuelto
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