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Para qué leer si no da plata

¿Tiene alguna utilidad leer los clásicos? La respuesta a esta pregunta vital conjuga dos libros recién reeditados de un mismo autor, el profesor italiano Nuccio Ordine: fallecido en Calabria el año pasado, justo antes de recibir el premio Princesa de Asturias, dedicó su vida a divulgar los saberes humanísticos o, en esta época de imperio de la productividad, “todos los saberes que no producen beneficios”. Erudito estudioso de los clásicos, cada ciclo lectivo Ordine leía a sus alumnos una misma poesía de Kavafis, la maravillosa Ítaca (“mantén siempre Ítaca en tu mente, llegar allí es tu destino…”) para convencerlos de que lo importante no es la meta sino el viaje que deben emprender para alcanzarla.

 

El profesor italiano Nuccio Ordine revela en sus obras por qué es importante leer los clásicos y entregarnos a actividades que parecen inútiles.

 

En Clásicos para la vida, Ordine concibe una “pequeña biblioteca ideal” compuesta por algunas decenas de libros de los que selecciona un párrafo en idioma original y después de la traducción al castellano, una explicación breve que fundamente aquello que decía Borges: “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Así, las Cartas de Maquiavelo se mezclan con la Autopsicografía de Fernando Pessoa, o William Shakespeare con Albert Einstein, y en el revoltijo aparece el eureka: el fin es que un párrafo, por pequeñísimo que sea, despierte la curiosidad del lector y anime a explorar una obra que “cambie su vida para siempre”. Es que Ordine era un vitalista de buenas intenciones: estaba convencido de que la literatura instala una clave para entender la existencia y creía, como Marguerite Yourcenar, que la primera patria de uno son los libros.

 

En La utilidad de lo inútil, se vale del oxímoron para exponer la zoncera de estos tiempos en que la vida se rige por cualquier finalidad utilitarista: la lógica del beneficio. Escrito hace una década, es un bestseller traducido a muchos idiomas (solo en castellano lleva… ¡treinta y seis ediciones!) que mantiene una actualidad rabiosa: mientras aquí se nos dice que ya no se financiarán películas que sean “fracasos comerciales”, como si el arte pudiera medirse en los términos del lucro, el profesor ofrece su mirada para entender por qué los gobiernos, en medio de una crisis, lo primero que recortan es la cultura. “Hoy en día impera una concepción que considera solo útil aquello que genera dinero, pero se necesitan muchas otras cosas para nutrir el espíritu humano, como la música, la literatura o la filosofía que no generan margen económico y que contribuyen a hacer una sociedad más humana”, escribe Ordine en oposición al mandato de eficiencia. ¿No hay plata? Aun consternado por la destrucción de toda forma de humanidad y solidaridad, asegura que el “fármaco de la dura austeridad” no sana al enfermo sino que lo debilita de manera inexorable. El sinsentido es evidente: un martillo vale más que una sinfonía y un cuchillo más que una poesía porque es difícil entender para qué sirven la música o la literatura.

 

El homo oeconomicus dominó el mundo. Si es infinita la lista de bienes de consumo que se nos venden como imprescindibles, el legado de Ordine será mucho más perdurable que el último modelo de iPhone en tanto siga encendida la llama, aunque sea en modo piloto, que nos impulse a alcanzar nuestra Ítaca: según el maestro, “es útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.