Fue la nota más leída este fin de semana en el New York Times. Con el título La dura venta de la sal (“The Hard Sell on Salt”), una historia épica sobre los trabajadores que persiguen su salario (¡cuac!) y una desembozada campaña a favor del cloruro de sodio, que tiene tan mala prensa entre los fundamentalistas de la buena salud. Por momentos, la nota parece un lobby descarado a favor de una industria que cae en picada (el Gobierno yanqui asegura que se pueden salvar 150.000 vidas por año bajando el consumo de sal). Pero la provocación mayor la aportan ejecutivos de la empresa Cargill que aseguran que la sal puede mejorar alimentos como las galletitas de chocolate, las frutas frescas, el helado o… el café. “La vida es mejor con sal en el café”, arriesgan. ¿Probamos?
¿Un café con leche y… sal?
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