El “misterio del cuarto cerrado” es un tópico clásico de la literatura popular: en la ficción detectivesca, una habitación de la que nadie puede entrar o salir y donde se comete un crimen. ¿Pero qué pasa si ese cuarto no es una sala con chimenea como marca la tradición sino un comedor? ¿Y si el improvisado detective es el padre de la cocina italiana y tío lejano de este cronista? Esto último no está del todo chequeado aunque compartimos apellido y origen: Pellegrino Artusi fue el célebre autor del primer recetario de cocina italiana de la historia y es el protagonista de El burgués Pellegrino, la novela de Marco Malvaldi recién publicada que plantea un misterio propio de una Agatha Christie que grita “mamma mia!”.
El célebre gastrónomo Pellegrino Artusi (¿mi tío?) se convierte en detective en una novela que explota el “misterio del cuarto cerrado”.
Sin la flema británica de la Dama del Suspenso, el narrador le habla directamente al lector: alguien mata, alguien muere. Según la trama, en el 1900, el castillo de Campoventoso reúne a una distinguida selección de invitados y entre ellos, el tío Artusi. Nacido en el pequeño pueblo de Forlimpopoli en 1820 y después radicado en Florencia, fue un próspero comerciante con pasión por la taxonomía: en 1891 clasificó 790 recetas de la república italiana recién unificada y escribió La scienza in cucina e l’arte di mangiar bene, un libro definitivo que se sigue vendiendo hasta hoy, repleto de platos y comentarios irónicos en el que nombra a algunos amigos, como el famoso fisiólogo Paolo Mantegazza. Él también es uno de los protagonistas de la novela El burgués Pellegrino pero si una máxima policial indica que hace falta un cuerpo para que pueda denunciarse un asesinato, aquí la lógica está tan adulterada como un minestrone al que en vez de ponerle verduras de temporada se le agregan frutillas o duraznos, según sea primavera o verano.
“Como lo que estás leyendo es una novela de misterio, eres perfectamente consciente de que en el transcurso de pocas páginas alguna de las personas que estás por conocer morirá”, escribe Malvaldi: “Sólo ignoras quién está por dejarnos y quién será el responsable”. Lo revulsivo de la novela es que el lector no solamente ignora hasta el final quién es el asesino sino también quién es la víctima (el mito literario dice que Agatha Christie escribía sus libros desde lo último hacia el principio para dotar al crimen de motivos bien justificados). En su intriga claustrofóbica, El burgués Pellegrino es una variación del cozy crime, el género de moda en que el asesinato puede ser tan dulce como los cannoli y los investigadores, tan aficionados como un grupo de jubilados en un geriátrico o la mismísima reina Isabel II ociosa en el castillo de Balmoral. El horno no está para bollos: el tío Artusi carece de olfato deductivo, pero tiene buen gusto.
¿Y el café?
En La scienza in cucina e l’arte di mangiar bene, Pellegrino Artusi dedica cuatro páginas al café: “Esta preciosa bebida que difunde por todo el cuerpo una alegre excitación fue llamada ‘la bebida inteligente’, ‘la amiga de los literatos, de los científicos y de los poetas’ porque, sacudiendo los nervios, aclara las ideas, hace más viva la imaginación y más rápido el pensamiento”. Fanático de las mezclas, fue un temprano precursor del blend; por ejemplo, recomienda 250 gramos de Puerto Rico, 100 de Santo Domingo y 150 de Moka porque “así como el mejor caldo es el producto de carnes variadas, el café de mejor aroma se obtiene preparándolo con diversos tipos de café”. Salute!
Publicado en ADN+