¿Quién había dicho que “el lujo es vulgaridad”? Mientras algunas marcas desafían la moda de “tiendas” y “boutiques” y quieren devolver un aura lo-fi a la experencia cafetalera, otras apuestan al lujo total. En Europa, la recoleta Nespresso lanzó una edición limitada de máquinas con cristales Swaroski incrustados. El clásico modelo Essenza viene en color rosa o negro y, quien desee obtener una de las cien unidades fabricadas, deberá pagar 500 euros. Y para el ricachón descontrolado se presentó Le Cube, cubierta por 3.100 cristales, al módico precio de 2.200 euros. ¿No es fino?
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