Todo sucedió entre gallos y medianoche: mientras los legisladores se apuraban por proteger el local y los viejos cafeteros abrazaban el edificio, la Confitería Richmond cerró sus puertas, a una semana del anuncio de cambio de rubro. Según los vecinos, en la madrugada del domingo tres camiones se llevaron todo, desde las mesas y las máquinas de café hasta las gaseosas. Los empleados y proveedores del lugar se encontraron con que la Richmond estaba cerrada y que a ellos nadie les había avisado nada cuando se presentaron al otro día. El futuro inmediato levantará en el mítico local de Florida 468 un desangelado “store” de zapatillas Nike. Todo fue tan rápido que no hubo ni una lágrima (mucha leche, unas gotas de café) para el adiós.
Y
Y al final, la Richmond se fue de gira…

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