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La nueva pantalla: más que chica, chiquitísima

La televisión enfrenta la mayor revolución de su historia. Ya cerca de cumplir cien años (la primera transmisión se hizo en 1926), padeció el tránsito del blanco y negro al color, la conexión al cable y al satélite o los programas a demanda y al principio fue cuadrada y después horizontal, pero ahora vive una transformación inédita: se hace vertical. La red social Snapchat (con 218 millones de usuarios diarios, la preferida de los adolescentes junto con TikTok: los adultos todavía no llegamos ahí) produce programas supercondensados: duran entre cinco y ocho minutos y solo se pueden ver en el formato vertical de la pantalla de un teléfono. Si se creía que para sobrevivir la TV debería parecerse al cine, por formato y tamaño en el futuro será, apenas: como una figurita.

 

Una red social está revolucionando la TV: Snapchat estrena sus propios programas, que no se parecen en nada a lo conocido.

 

Piquito de rating: con 38 millones de seguidores, Endless es el más visto de los 95 programas que Snapchat produjo bajo su sello Snap Originals. En inglés, snap significa “instantánea” y así es la manera de ver esta nueva televisión: no se parece a los videítos de YouTube ni a Instagram TV ni a nada que se haya filmado antes. Aun con su temática adolescente tradicional (Endless es como cualquier novela de Cris Morena reducida con una buena dosis de chiquitolina), esta televisión supone un cambio radical de realización. Al ser una pantalla angosta de 4 pulgadas, las escenas incluyen dos o tres actores como máximo: más no caben en el cuadro. Los diálogos son breves y se dicen despacio para que uno pueda entenderlos en el subte. Y abundan los primerísimos primeros planos. Todo está al mínimo: es el estudio mayor del viejo Canal 7 comprimido en un monoambiente. Pero además, la TV supercondensada exige una narrativa acorde con la época: si un adagio del guion televisivo dice que una sitcom de media hora debe enganchar a sus televidentes durante los primeros tres minutos, está calculado que estos microprogramas tienen una tolerancia de… tres segundos. En el control remoto o la pantalla táctil, el pulgar del espectador es aun más cruel que el de un emperador romano.

 

“Tienes un mensaje nuevo”. Los programas de Snap Originals comparten espacio físico con las notificaciones de las redes sociales, las alertas de tránsito o los avisos meteorológicos: es una pantalla con estímulos continuos, como si los títulos del noticiero se superpusieran encima de la telenovela. El campo de batalla cultural del siglo XXI no está en los cines ni en los televisores: está en la palma de la mano del espectador ansioso que atiende lo urgente antes que lo importante.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.