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Un debate en blanco sobre negro

“¿Usted es afroamericana?”. Para casi cualquier persona, la pregunta tendría una respuesta inequívoca. Sin embargo, la mujer mira al periodista con desconcierto (“no entiendo la pregunta”, dice) y él redobla: “¿Sus padres son blancos?”. Así empieza The Rachel Divide, el revelador documental de Netflix que indaga acerca de los motivos íntimos que llevaron a Rachel Dolezal a hacerse pasar por negra… cuando en realidad es blanca. Hace tres años, la sociedad estadounidense se quedó helada al descubrirse que una de las más famosas activistas por los derechos civiles afroamericanos era una rubia nacida en Montana, uno de los estados más racistas del país. Se habló de estafa moral y apropiación cultural, pero Rachel insistió. “Prefiero decir que soy negra”, repitió y el documental de la directora Laura Brownson ilumina un nuevo fenómeno de época: el de las personas trans que ya no se identifican con otro género sexual sino con otra etnia. 

 

El documental “The Rachel Divide” indaga en las personas trans que se identifican con otra etnia.

 

Debajo de kilos de maquillaje oscuro y una peluca con rulos apretados al estilo afro, Rachel egresó de la Universidad Howard (conocida como “la Harvard negra”), publicó una tesis sobre la mente del afroamericano, se especializó en estudios culturales negros y llegó a presidenta de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (en inglés, la influyente NAACP). Pero el alto perfil jugó en su contra: tras detectar algunos documentos falsificados, los periodistas hurgaron en su pasado y descubrieron que esa mujer morena de pelo ensortijado había sido una niña pálida de cabello lacio rubísimo. “El ‘cómo te sentís’ es más poderoso que el ‘cómo naciste’”, alegó ella en la defensa de un caso complejo: ¿por qué apropiarse de una etnia ajena?

 

“Los roles de género desaparecen. La raza se deja de lado”, escribió The New York Times a la luz del caso Rachel mientras la revista Time puso en su tapa a la actriz Laverne Cox, una mujer que nació hombre, bajo el título “La era trans” (en el 2015, la palabra del año en los Estados Unidos fue identidad). “Algunas personas la llaman transracial, otras sienten que su cambio es un insulto. Dijeron que había algo convincente de Dolezal: que representa lo que cree con locura y seriedad. Fue como si hubiera llegado a un futuro que todavía no la alcanza”, concluyó el diario neoyorquino. Si hoy es posible definirse como trans, bi, poli, andro u omnisexual (o nada de lo anterior, ¡o todo junto!) acaso mañana la etnia dependerá más de una percepción personal que de un legado genético:  el transracialismo es la condición de aquellos que se ven a sí mismos con un color diferente del que nacieron.

 

Ahí donde multitudes de mujeres negras todavía compren cremas blanqueadoras, o se sometan a sesiones de tortura para alisar su pelo, Rachel Dolezal quiso lo opuesto. En The Rachel Divide se aprecia cómo su transformación resulta intolerable para una sociedad que todavía se piensa blanca y rubia (“todos la odian”, dice alguien de ella). ¿Podemos aceptar que hay una sola raza, la humana? Ya despojada de sus cargos y laureles, Rachel trabaja como peluquera enrulando mechas lacias: en el ojo de la tormenta, todavía se las ve negras.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.